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IT'S ALIVE

 

Instalación temporizada sensible a la luz ultravioleta.

 

[EXPOSICIONES]

Inéditos 2020, La Casa Encendida. Comisaria Nuria Montclús. Madrid, 2020.

Hyper Natura, Galería Lucía Mendoza. Madrid, 2019.

It´s Alive, Muestra individual. SAC, Sala de Arte Contemporáneo de Tenerife, 2016.

 

En la era de la información y el conocimiento, los avances científicos y tecnológicos ponen a prueba constantemente la capacidad de adaptación de las sociedades y los individuos que la componen.

 

La tecnologización de la industria alimentaria ha creado una brecha de conocimiento que genera incertidumbre respecto al origen, tratamiento y salubridad de los alimentos.

 

En un contexto donde el mercado capitalista marca las pautas de un supuesto desarrollo y donde el beneficio económico de las grandes corporaciones parece ser el fin último, observamos y consumimos los resultados de una forma de producir alimentos que no tiene precedentes.

 

(Yon Bengoechea Peña, texto de sala, It's Alive, 2016)

Still Alive, Luna Bengoechea, 2016.  Rotulador y pintura fotoluminiscente sobre tela. 800 x 280cm.

Mientras respiremos

Dalia de la Rosa

 

 

‘La única pregunta legítima sigue siendo para ambas partes la siguiente: semejante limitación de nuestro

saber a la relación que mantenemos con el mundo ¿debe llegar o no hasta el punto de descalificar la

posibilidad de sostener un discurso universal a cerca de la naturaleza misma?’

Quentin Meillassoux. Después de la finitud.

 

Still alive

Apuntes sobre la construcción química para elaborar el fructus naturālis.

 

La noción de lo natural es una construcción artificial desde la revolución industrial en pleno siglo XIX. El poder

de la tecnología reside en cómo intervenir en la vida, tanto de forma pública –en cuanto a relaciones se

refiere-, como en la vida biológica –medicamentos, alimentación…-.

 

La naturaleza de lo pintoresco en la cultura inglesa, tomado como ejemplo de vida popular, como modus

vivendi homogeneizador, es la vocación por recuperar la belleza de lo natural, lo saludable y lo no manejado

por El Hombre. Esto, eso sí, de forma artificial. El artificio termina siendo en nuestra sociedad la forma más

‘natural’ de actuación sobre nuestro entorno, cuando esa acepción deja de atender a una cualidad

determinada de las cosas en su estado nativo/original, para referirse a ‘lo dicho de una cosa: Que imita a la

naturaleza con propiedad’. Es decir, que imita, que genera a través del artificio, en estos días a través de la

industria.

 

Luna Bengoechea en It’s alive, compone una crítica a la industria química de la alimentación desde la tríada:

Estética/Ética/Esteticismo. Uno de los intereses de esta artista parece residir en la cuestión de la

alimentación, no como una banalidad crítica sino como un juego lingüístico entre las diferentes acepciones

que tiene una misma palabra y la potencia y poder que ejercen significados diametralmente diferentes sobre

el objeto en sí, que en este caso es la alimentación. ‘De ello resulta una reducción sistemática de las cosas

artísticas a las cosas de la vida, una puesta entre paréntesis de la forma en beneficio del contenido humano,

significativo por excelencia desde el punto de vista de la estética pura’[1].

 

La artista apuesta a través de un juego lumínico de visibilidad e invisibilidad por un análisis contra la

representación ‘populista’ del objeto como un ‘en sí’ opaco, denso y duro, una antítesis del análisis intelectual

que es el ‘para sí’. Lo que viene expresando Bengoechea es cómo la sociedad de consumo despliega un

telón de opacidad del que brota una imagen perfecta del objeto de consumo, idealizada y pornográfica, que

juega con la transparencia ficticia como un maquillaje que reviste su verdadero sentido, o su verdadera

estructura -composición-. Desde su punto de vista, la artista entiende al pie de la letra, con toda su literalidad,

lo que Bourdieu describe en su sociología del gusto como la ‘cultura como acción de cultivar’. Una evidencia

tal que ella toma desde los inicios de su trayectoria artística analizando los modos de consumo alimenticio y la

naturaleza de esos bienes consumidos y la manera de consumirlos.

 

Tomar consciencia de que toda obra tiende a establecer su propia red legitimadora y por tanto a establecer

cada vez más telones de opacidad, supone que desde It’s alive se impone la necesidad, a través del carácter

dinámico de presentación de la obra, de ir legitimando y deslegitimando constantemente el discurso. A través

de la presentación de una dualidad entre unos frutos impecables e incoloros –en cierta manera, hasta

apetecibles-, estampas decimonónicas de especies vegetales y un mural que representa ‘La Primavera’ de

Botticelli, y su reverso activado mediante la ausencia de luz, deslegitima la representación anterior y así en un

movimiento infinito.

 

Por esta razón, la última producción de la artista es un universo de posibles, un ‘modo de percepción que

establece cierta disposición y cierta competencia’[2], que no ella desarrolla de forma dialéctica, desde el

lenguaje plástico y el valor simbólico que arroja luz sobre aspectos de la producción industrial que a priori no

son visibles o que se desconocen. Pero la realidad más cruda no es la del alimento sin procesar es la de

 

nuestra capacidad de adaptación biológica y social. Una capacidad que es tecnológica, desde la ciencia,

considerando su estructura, funcionamiento, evolución, distribución y relaciones, la biología y sus avances se

convierten en la cuna del progreso científico. Esa realidad es que a pesar todo, seguiremos respirando y

alimentando la ilusión de la iluminación inmediata, que es uno de los elementos indispensables del placer de

consumir.

 

Bengoechea apuesta por la continuidad entre arte y vida, que implicaría la subordinación de la primera a

poner en sospecha la segunda, es decir, aprehender o imaginar algo por conjeturas fundadas en apariencias

o visos de verdad. Esta es la sospecha entendida en su significado reglado. Esto es establecer la sospecha

como método filosófico. Se trata de buscar por detrás y encontrar quizá la negación de lo preexistente u otra

forma totalmente diferente. Por ejemplo, Marx, Freud y Nietzsche como los fundadores de la cultura

contemporánea, son exploradores y destructores de los sistemas sociales. Los tres generan una “relación

oculto-mostrado […] con los medios a su alcance, es decir, con y contra los prejuicios de la época.”[3], y sus

estructuras sistemáticas. En Marx se desvelan los mecanismos del capital, en Nietzsche los mecanismos de

la moral y en Freud los mecanismos de la sexualidad. Todo un sistema artificioso constituido por algo no

humano como una patología común, el sistema de valores –formas artificiales del comportamiento social-.

 

Desde It´s alive, la propuesta expositiva traída de Las Palmas de Gran Canaria y ampliada ahora en la sala

SAC,se le da más fuerza al sentido de los binomios contrapuestos de lo real-irreal y construcción artificialproducto 'natural'. La creadora establece su investigación artística como una verdadera crítica hacia

los modelos de producción de alimentos, a partir de una perspectiva histórica, y de la relación entre hombre y

naturaleza. Con un montaje desarrollado con un gran cuidado, se analizan cuatro elementos alimenticios -la

papaya, el pepino, el maíz y el tomate-, diseccionados y estudiados como si de antiguos análisis botánicos se

tratara, y puestos a disposición de la química en su su reverso lumínico. El recorrido narrativo de la

exposición, de una eficacia contundente, se sirve de La Primavera de Boticcelli como paradigma alegórico de

la cultura humanística y neoplatónica. En este recorrido el tiempo ya era un elemento en suspenso, a partir de

la mezcla entre lo pagano y lo cristiano que supone un contraste que la artista aprovecha para introducir una

narración contemporánea. Esta obra, titulada Still alive, es el decantado de todo ese proceso de investigación

acerca de los cambios genéticos de la producción alimentaria y la doble faz que muestra esta con respecto a

su imagen pública.

 

La exposición, que se podrá ver hasta el 4 de noviembre de 2016, es tan recomendable por el uso de los

intereses de la artista a nivel plástico, como por el proceso que parte de la instalación. Luna Bengoechea se

posiciona como una artista que promete en un futuro elaborar proyectos realmente conectados con su propia

cotidianidad, transcendida a una preocupación global.

 

[1] BORDIEU, Pierre. La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Taurus Pensamiento, 2015. Pág.49

[2] Ibídem, pág. 33

[3] Ricoeur, Paul, Freud: una interpretación de la cultura. 8º ed. Siglo XXI editores, p. 34

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